Carta al Relator Especial de los Defensores de Derechos Humanos, Michel Forst
Estimado Michel Forst,
me dirijo a usted, Relator Especial de los Defensores de Derechos Humanos y en defensa de la Justicia, la Paz y el Entendimiento Mundial, para exponerle la experiencia vivida al intentar entrar en la ciudad ocupada de El Aiún en la mañana del 27 de enero de 2015, y denunciar el trato recibido por las fuerzas de seguridad marroquíes.
El pasado lunes 26 de enero, formé parte de una delegación de observadoras integrada por tres mujeres españolas, que teníamos la intención de entrar en el Sáhara ocupado para conocer de primera mano la situación que allí se está viviendo y poder corroborar la certeza de los informes emitidos por ONGs como Amnistía Internacional, la Fundación Kennedy o Westerns Sahara Human Rights Watch. Durante nuestra estancia en El Aaiún, teníamos intención de visitar algunas asociaciones que velan por los derechos de los ciudadanos saharauis que viven en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, tales como la Asociación Saharaui de Víctimas Graves Violaciones de los Derechos Humanos (ASVDH), la Asociación Saharaui para la Protección de la Cultura, el Comité de Defensa del Derecho de Autodeterminación del Pueblo del Sahara Occidental (CODAPSO), el Comité de Apoyo al Plan de Arreglo de Naciones Unidas y la Protección de Recursos Naturales del Sáhara Occidental (CSPRON), el Foro Futuro de la Mujer Saharaui (FAFESA) o el Observatorio Saharaui del Niño y de la Mujer entre otras y estábamos abiertas a reunirnos con asociaciones marroquíes que estuvieran dispuestas a exponernos sus ideas.
Salimos desde Agadir en un autobús de la compañía Supratours el lunes 26 a las 21 horas y viajamos durante toda la noche. A medida que nos íbamos acercando a territorio saharaui, comenzaron los controles policiales; en los diferentes controles, el oficial de policía de turno subía al autobús dirigiéndose exclusivamente a nosotras por ser las únicas extranjeras que viajábamos en el autobús. Nos solicitaba el pasaporte y nos hacía una serie de preguntas: procedencia, destino, profesión, motivo del viaje, alojamiento en destino. A continuación bajaba del autobús con nuestros pasaportes y durante un tiempo que oscilaba entre los 10 y los 20 minutos, nos manteníamos a la espera de que nos devolviera el pasaporte y permitiera al autobús continuar el viaje.
Tras pasar el último control, ya en la ciudad ocupada de El Aaiún, en la mañana de 27 de enero, cuando el autobús iba a reiniciar la marcha, un oficial le ordenó de nuevo el alto, solicitándonos a las tres extranjeras, bajar del autobús y coger nuestro equipaje. Estuvimos cerca de una hora retenidas en un control policial al que cada vez acudían más agentes, interrogándonos una y otra vez sobre los motivos de nuestro viaje y dirigiéndose a nosotras en un tono poco agradable e increpándonos. Nosotras en todo momento alegamos que nuestro viaje era de carácter turístico con la intención de conocer la zona, dirigiéndonos a ellos en un tono cordial y tranquilo. Después de este tiempo de espera y de interrogatorio, dos personas, muy bien vestidas, que en ningún momento se presentaron ni nos indicaron su identidad o cargo, nos informaron que no éramos bien recibidas en el territorio ya que tenían sospechas de que nos íbamos a reunir con personas non gratas para ellos. En ese momento ya había un taxi esperándonos, nos obligaron a subir a él y sin más, las fuerzas de seguridad marroquís, nos expulsaron del Sáhara Occidental, abusando impunemente de su poder en un territorio que ocupan de manera ilegal desde hace ya 40 años y negándonos nuestro derecho a la libre circulación. Durante este viaje de vuelta, insistimos al taxista para que hiciera una parada, pues llevábamos toda la noche de viaje, estábamos cansadas y necesitábamos entrar al baño, pero se nos negó hasta casi 200km después, momento en el que hicimos una parada rápida en una estación de servicio en la que fuimos seguidas y controladas en todo momento por un agente uniformado y otro vestido de paisano que nos habían estado siguiendo durante todo el camino en otro coche.
Durante todo el viaje hasta Agadir, el taxista recibió varias llamadas de control y en varias ocasiones detuvieron el vehículo para solicitarnos el pasaporte de manera reiterativa. En los días posteriores que estuvimos en Agadir, nos encontramos en todo momento controladas y seguidas por varios agentes vestidos de paisanos. En la entrada del alojamiento en el que nos encontrábamos, siempre había uno o dos coches; cuando nos desplazábamos en taxi, varias motos y algún coche nos seguían controlando todos nuestros movimientos, y cuando íbamos a pie, igualmente varias personas nos seguían, se sentaban cerca cuando entrábamos en una cafetería e incluso aparecía de manera casual algún agente uniformado y hacía preguntas al dependiente de turno. Durante todo este tiempo nos hemos sentido totalmente vigiladas y acosadas, sin ningún tipo de libertad de movimiento.
Al salir de Marruecos hacia Madrid, en el aeropuerto de Marrakech, yo personalmente, fui sometida a un control exhaustivo de mi equipaje, ante todos los pasajeros que viajaban en el mismo vuelo, exhibiendo todas mis pertenencias y revisando todos los rincones de mi maleta, ropas, bolsa de aseo, medicamentos, anotaciones en cuadernos…
Ante los hechos expuestos, denuncio
QUE las autoridades marroquíes nos expulsaron del Sahara Occidental en contra de todas las leyes y convenios internacionales de los Derechos Humanos, ejerciendo una política represiva e impidiendo una vez más que los observadores pacíficos seamos testigos de sus acciones en un territorio que el Gobierno de Marruecos ocupa de forma ilegal e ilegítima desde hace ya 40 años bajo la complicidad de la Comunidad Internacional.
QUE hemos estado sometidas a continua vigilancia por parte de las autoridades marroquíes en la ciudad de Agadir, impidiéndonos totalmente la libertad de movimiento e intimidando a las personas saharauis con las que nos reunimos.
Con la presente carta también exijo a las Naciones Unidas
QUE examinen de forma urgente la situación de las violaciones de los Derechos Humanos que tienen lugar en el Sáhara Occidental por parte de las autoridades marroquíes, de los y las presos/as políticos saharauis, los/as desaparecidos/as, los/as torturados/as y los/as asesinados/as impunemente a manos de las fuerzas de seguridad marroquís.
QUE amplíen el mandato de la MINURSO para vigilar y proteger los Derechos Humanos de los Saharauis en el Sáhara Occidental.
QUE pongan en marcha los mecanismos pertinentes para que el Pueblo Saharaui pueda ejercer su Derecho a la Autodeterminación.
Salamanca, 1 de Marzo de 2015
Atentamente, M.O.A